¿Qué es más importante en la transformación organizacional: la tecnología o la inteligencia emocional?
En un mundo donde la automatización avanza a pasos agigantados, es fácil imaginar que las
máquinas reemplacen muchas de las tareas que antes realizaban las personas. Sin embargo, a
pesar de todas las herramientas tecnológicas disponibles, nada sustituye el papel fundamental
de la inteligencia humana: personas pensantes y estructuradas son esenciales para gestionar y
potenciar toda esa tecnología.
Hoy, más que nunca, las empresas deben invertir en Inteligencia Emocional (IE) para asegurar
que las iniciativas de upskilling y reskilling tengan éxito. El desarrollo de nuevas habilidades
técnicas requiere no solo conocimiento, sino también la capacidad de gestionar emociones,
adaptarse a cambios y colaborar eficazmente.
La inteligencia emocional está completamente conectada con estos procesos
de upskilling y reskilling, donde las empresas, especialmente en Colombia y América Latina,
enfrentan cada vez más la necesidad de preparar a sus equipos para satisfacer las exigencias de
un mercado en constante evolución.
Upskilling: Perfeccionando Habilidades
Este proceso se enfoca en desarrollar y ampliar competencias existentes para responder a
nuevas demandas. El aprendizaje continuo es esencial para evitar la obsolescencia y garantizar
la retención del talento. Imaginemos a un analista financiero que aprende a usar nuevas
herramientas de análisis de datos para optimizar procesos y generar insights más rápidos. Este
colaborador se mantiene actualizado y contribuye directamente a la competitividad de la
empresa.
Reskilling: Recalificando para Nuevos Desafíos
El reskilling, por su parte, consiste en preparar a los colaboradores para asumir nuevas
funciones, especialmente cuando sus tareas anteriores son reemplazadas por la tecnología.
Este proceso reduce los costos de contratación y mantiene al equipo comprometido,
maximizando el aprovechamiento del talento interno. En este contexto, podemos destacar a un
colaborador del área administrativa que aprende habilidades de programación para trabajar en
análisis de datos. Así, evita el riesgo de desempleo y contribuye en nuevas áreas de la empresa.
Es importante tener en cuenta que, aunque las plataformas de aprendizaje están al alcance de
todos, las empresas aún enfrentan desafíos para retener el talento y gestionar el desempeño.
Esto ocurre porque falta un ingrediente invisible, pero fundamental: la Inteligencia Emocional.
Para que líderes y colaboradores puedan navegar los cambios de manera saludable, es
necesario crear una cultura organizacional que valore el equilibrio emocional.
La autoconciencia es clave para que los colaboradores reconozcan sus fortalezas y debilidades,
comprometiéndose de manera genuina en los procesos de recalificación y superando el miedo
a los cambios y las críticas. La resiliencia emocional también es esencial para mantener la
motivación en momentos desafiantes, como los cambios de función, ayudando a superar la
ansiedad y adaptarse rápidamente. Por su parte, los líderes emocionalmente inteligentes
comprenden las preocupaciones de sus equipos y, con empatía, transforman las transiciones en
oportunidades de crecimiento.
Además, una comunicación clara y asertiva entre los equipos fomenta ambientes colaborativos,
garantizando que la integración de nuevas habilidades y tecnologías sea exitosa. Finalmente, la
IE impacta directamente en la motivación intrínseca de los colaboradores, facilitando su
compromiso con el aprendizaje continuo, incluso en medio de rutinas exigentes.
El éxito de cualquier transformación organizacional no depende solo de la tecnología
disponible, sino también de la capacidad de las personas para enfrentar los cambios de forma
proactiva y saludable. Las empresas que invierten en upskilling y reskilling con un enfoque en
inteligencia emocional no solo mejoran sus competencias técnicas, sino que también fortalecen
los vínculos entre sus equipos y logran comprometer el talento de manera sostenible.
En resumen, la tecnología puede ser el «cerebro» de la transformación organizacional, pero la
inteligencia emocional es el «corazón» que mantiene todo en movimiento, asegurando que las
personas se adapten y prosperen en medio de los cambios.
Como mentora y especialista en inteligencia emocional, mi trabajo a lo largo de los años ha sido
ayudar a empresas a desarrollar esta cultura emocionalmente inteligente. Creo que el equilibrio
entre habilidades técnicas y emocionales es el verdadero diferencial para enfrentar los desafíos
del mercado actual.
Espero que este contenido inspire a su organización a adoptar prácticas que unan tecnología e
inteligencia emocional, creando equipos resilientes, colaborativos y preparados para el futuro.
Rebeca Macedo
CEO de Divinamente Speakers USA| Mentora en Inteligencia Emocional | Especialista en
Innovación y Transformación Cultural | Columnista de El Tiempo
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